May 26th, 2022
Una casita de playa en
el Paredón
by Alessandra Bregni
En un camino de arena, donde sientes la brisa de sal y escuchas el sonido del mar, se encuentra una casita tropical. Tras caminar por un pasillo de piedras y hojas verdes que tapan la vista, sintiendo que estás cruzando una selva amazónica, llegas a lo que realmente podría describir con un paraíso. Bienvenidos a Luna Nueva El Paredón.
Buscando relajarnos y escapar de los tormentos y las carreras de la ciudad, el fin de semana pasado renté un Airb&B en el Paredón. Las fotos eran prometedoras, pero me di cuenta que realmente iba a tener una excelente estadía desde el momento que la host, Tiffany, me escribió personalmente para darme la bienvenida.
Tuvimos la suerte de elegir un fin de semana donde la casa, la cual tiene 3 habitaciones, sería únicamente para nosotros. Y así nos sentimos, escondidos en nuestro pequeño paraíso por todo un fin de semana.
Tiffany y su hija, Carlin, han vuelto de su casa, una experiencia encantadora. Cada detalle tan bien pensado y ejecutado. Aceites esenciales de lavanda para las almohadas, un morral lleno de juegos de mesa, hamacas en la parte de arriba del rancho para disfrutar de un buen libro mientras te pega la brisa del mar. Todo está diseñado de tal forma para asegurarte una desconexión del día a día y una recarga de energías total.
Envueltos en una selva tropical, se escuchan las olas del mar mientras tomas el sol al lado de la piscina, que a mi parecer, se pinta de colores exóticos con los azulejos. Mi propio “Pinterest moment”.
La casa, la cual promete a sus visitantes una experiencia relajante, privada y cómoda, fue diseñada y construida por las manos de su dueña Tiffany, quien decidió dejar su vida en USA para atender a huéspedes de todas partes del mundo que llegan a el Paredón, buscando días tranquilos y soleados.
Por la tarde, nos sentamos en nuestra salita privada a leer un poco y tomarnos un Vermut. Les prometo que podría pasar diez años allí sentada, en mi salita por el fin de semana, disfrutando del calor y la brisa salada de la playa y de las últimas páginas de Eat, Pray, Love. No sé si algo tendrá que ver lectura pero siento que estoy en Bali.
Unas escaleras dan acceso a nuestro paraíso privado en las hamacas donde disfrutamos de los atardeceres. Difícil de describir en palabras; ni siquiera las fotos reflejan su singularidad. El sol se va pronto en esta playa, pero eso es lo de menos. Mientras la luz disminuye, el entorno cambia de color y la casa también. De un ambiente soleado y cálido, la casa se torna a un lugar elegante y sexy. Un poco más callada, más privada, y más mágica. Es el momento de abrir una botella de vino.
A la mañana siguiente, descansados y con ganas de conocer los alrededores, salimos de la casa. A tan solo 4 minutos caminando por la arena, llegas a ‘Cafecito del Mar’, un pequeño restaurante con los mejores desayunos del Paredón. Galletitas de coco, un latte, y un desayuno con ingredientes locales dan la bienvenida a un nuevo día. Pero por más rica que estaba la comida, regresamos pronto a Luna Nueva porque no queremos desperdiciar ni un minuto de nuestra estadía.
Un último chapuzón en nuestro rincón paradisiaco antes de hacer la maleta, y dejar un pedacito de nuestro corazón en esta casita en el mar. Salimos felices, relajados, y con una promesa: No volvemos a El Paredón si no es en nuestra casita privada, Luna Nueva.